¿Qué es el social media?
17/01/2017Cómo construir argumentos
07/02/2017Vallas publicitarias por toda la ciudad, pop ups y banners en páginas web, propaganda en nuestros buzones, anuncios en revistas o periódicos, cuñas radiofónicas, carteles en ventanas de buses y paradas de metro, interminables pausas de publicidad en la tele…
Se ha calculado que al día, de forma consciente o inconsciente, recibimos una media de más de 3000 mensajes publicitarios, que tratan de atrapar nuestra atención y, evidentemente, incentivar nuestras compras.
¿Cómo hacen algunas empresas para conseguir que mantengamos el recuerdo de sus campañas y que en nuestra mente permanezca el impacto de sus mensajes entre este desproporcionado alud de información?
Actualmente, -y seguramente por esta gran cantidad de información que nos rodea-, no nos dejamos seducir ni cautivar tan fácilmente como en décadas pasadas. Y las marcas se encuentran cada día ante nuevos retos para atraernos, porque saben que nos hemos convertido en consumidores selectivos y exigentes.
Por eso, muchas campañas utilizan el que podríamos llamar marketing sensorial, para dejar huella en nuestras mentes y hacer que se activen en nuestra memoria estímulos sensoriales positivos relacionados con sus productos; su objetivo obviamente es que compremos, y es más probable que lo hagamos si nuestra mente nos identifica inconscientemente con sus servicios o productos, de forma agradable y positiva.
El reto de las marcas se centra en hallar la manera de hacer que asociemos sus mensajes/imágenes/música con fragmentos de experiencias anteriores de nuestra memoria, que construyamos recuerdos favorables relacionados con ello y que, por lo tanto, esto nos aboque a consumir sus productos, a través de la construcción de una memoria histórica sólida y positiva.
Pero... ¿cómo se pone en práctica este marketing "sensorial? Veamos un poco más ...
Los seres humanos tienen -entre otros- dos sistemas de memoria:
• La memoria explícita, que es la que guarda datos de lugares, espacios y personas;
• y la memoria implícita, que funciona por reflejos automáticos; es la que nos permite expresar conocimientos sin tener que recordar el proceso de aprendizaje o nos evoca alguna cosa involuntariamente, sin esfuerzo consciente. Esta memoria se clasifica en dos tipos: episódica y semántica. La episódica se basa en las experiencias y situaciones ya vividas, nos hace recordar acontecimientos, situaciones o sucesos, mientras la semántica relaciona y asocia estas situaciones con elementos significantes: sabores, música, canciones, envoltorios, colores, variedades, olores... Ambas nos llevarán a relacionar algunos productos con sensaciones positivas.
• La memoria explícita, que es la que guarda datos de lugares, espacios y personas;
• y la memoria implícita, que funciona por reflejos automáticos; es la que nos permite expresar conocimientos sin tener que recordar el proceso de aprendizaje o nos evoca alguna cosa involuntariamente, sin esfuerzo consciente. Esta memoria se clasifica en dos tipos: episódica y semántica. La episódica se basa en las experiencias y situaciones ya vividas, nos hace recordar acontecimientos, situaciones o sucesos, mientras la semántica relaciona y asocia estas situaciones con elementos significantes: sabores, música, canciones, envoltorios, colores, variedades, olores... Ambas nos llevarán a relacionar algunos productos con sensaciones positivas.